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1. Devolver al papado el significado de testigo del Evangelio y de la moral
El Papa mismo ha tomado muy en serio la instrucción dada por Cristo a Pedro durante Última Cena, fortaleciendo a sus hermanos, y nos ha transmitido la fe del Evangelio a través de su misma persona y usando todos los medios de comunicación.
2. La renovación del papado según el espíritu del Concilio Vaticano II
Juan Pablo II ha comenzado esta renovación según el espíritu de Vaticano II. Ve en el Concilio la mano providente de Dios que impulsa a la Iglesia hasta el tercer milenio, un milenio de evangelización desde el Evangelio.
Para el Papa, en los números 22 y 24 de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se resume el Concilio y la doctrina de su pontificado: sólo en Cristo encontramos el sentido de nuestra vida y de la humanidad, y el rostro de Dios Padre (n. 22); el sentido de la vida humana no se halla en la afirmación de sí mismo, sino en el don de sí (n. 24). Estas ideas contradicen las presentadas por la cultura actual y cambiarán radicalmente la manera de concebir hoy al hombre.
3. El derrumbe de comunismo y una nueva manera de ver la historia
El Papa favoreció el derrumbamiento del comunismo, no tanto por las relaciones diplomáticas, sino por su testimonio de pastor cristiano que afirmaba y afirma con fuerza la verdad.
Juan Pablo II trabajó y trabaja convencido de que la conciencia, una vez formada, se convierte en la fuerza más poderosa, capaz de transformar la historia. Esta conciencia se halla recogida en la cultura: en las tradiciones, maneras de ser, idioma y, sobre todo, en el culto o en los compromisos religiosos.
Juan Pablo II nos ha hecho regresar a las raíces evangélicas de la Iglesia en la persona de Pedro. Pedro, en el Evangelio, no se presenta como un empresario que vende una nueva espiritualidad al mundo; ante todo es un testigo: en la resurrección, como predicador y después como mártir.
El Papa mismo ha tomado muy en serio la instrucción dada por Cristo a Pedro durante Última Cena, fortaleciendo a sus hermanos, y nos ha transmitido la fe del Evangelio a través de su misma persona y usando todos los medios de comunicación.
2. La renovación del papado según el espíritu del Concilio Vaticano II
Juan Pablo II ha comenzado esta renovación según el espíritu de Vaticano II. Ve en el Concilio la mano providente de Dios que impulsa a la Iglesia hasta el tercer milenio, un milenio de evangelización desde el Evangelio.
Para el Papa, en los números 22 y 24 de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes se resume el Concilio y la doctrina de su pontificado: sólo en Cristo encontramos el sentido de nuestra vida y de la humanidad, y el rostro de Dios Padre (n. 22); el sentido de la vida humana no se halla en la afirmación de sí mismo, sino en el don de sí (n. 24). Estas ideas contradicen las presentadas por la cultura actual y cambiarán radicalmente la manera de concebir hoy al hombre.
3. El derrumbe de comunismo y una nueva manera de ver la historia
El Papa favoreció el derrumbamiento del comunismo, no tanto por las relaciones diplomáticas, sino por su testimonio de pastor cristiano que afirmaba y afirma con fuerza la verdad.
Juan Pablo II trabajó y trabaja convencido de que la conciencia, una vez formada, se convierte en la fuerza más poderosa, capaz de transformar la historia. Esta conciencia se halla recogida en la cultura: en las tradiciones, maneras de ser, idioma y, sobre todo, en el culto o en los compromisos religiosos.
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